7 lugares increíbles de los que tal vez no hayas oído hablar



Sus nombres esconden magia: Akdamar, Semenggoh, Suriqui, Playón Chico, Zakopane, Bonorong, Noronha. 


Son pequeños rincones que rara vez aparecerán en una agencia de viajes o en un folleto turístico. Y, sin embargo, cada uno de ellos posee un motivo por el que vale la pena cruzar el mundo.

AKDAMAR 


En el Kurdistán turco, no lejos de la frontera con Irán e Irak, existe un lago de agua salada llamado Van. En el corazón del lago, en la isla de Akdamar, se levanta una iglesia armenia en cuyas paredes está escrita la Biblia. La iglesia, diminuta en comparación a las montañas que la rodean, parece un pequeño Arca de Noé de piedra.


SEMENGGOH



En la región malaya de Sarawak, en el maravilloso Borneo, el viajero puede contemplar, sin ningún tipo de barreras, a los hombres de los árboles. Los orangutanes, verdadero eslabón perdido, llegan a descender hasta la tierra, donde se encuentran indefensos, y contemplan a los hombres con una mezcla de curiosidad y sorpresa. Sus ojos son casi humanos.



SURIQUI



Suriqui es una isla casi desconocida en la parte boliviana del lago Titicaca, donde nació la legendaria cultura inca. Hermana secreta de las islas del sol y la luna, sus aguas turquesas salvaguardan una notable fortaleza inca, que parece condenada al olvido. 



PLAYÓN CHICO




Playón Chico es un poblado precolombino en el Caribe panameño, en el territorio semi autónomo de Guna Yala, la tierra de los Gunas, un paraíso tropical que ha optado por un modo de vida propio.



ZAKOPANE

                      

Al sur de Polonia, en las misteriosas montañas de los Tatras, Zakopane es el éxtasis del hielo y la nieve. Construcciones de madera, osos que se asoman a las casas, mitos y leyendas que se han refugiado en este lugar de cuento.



BONORONG





Tasmania, Australia. El parque Bonorong se dedica a recuperar animales heridos, normalmente por culpa del hombre, para sanarlos y devolverlos a la naturaleza. El viajero pasea -literalmente- entre canguros gigantes, sintiendo una fascinación inagotable por la singular fauna local: equidnas, wombats, wallabies, y, cómo no, el increíble diablo de Tasmania. 



NORONHA





En el Brasil del Atlántico, el hombre creó una prisión que el tiempo convirtió en paraíso. Noronha, derroche de naturaleza, vida animal, playas soñadas y aguas imposibles, es un lugar irrepetible, la Meca del Viajero que busca la felicidad...




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