Las Islas Encantadas - Galápagos

Galápagos es una reliquia de la naturaleza. 




Estas islas, formadas por la erupción de volcanes marinos, son la reserva de un mundo extinguido en el resto del planeta. En ellas, tortugas terrestres e iguanas vivieron durante milenios sin ser molestadas por mamíferos que se comiesen sus huevos o depredadores que las cazasen, en un hábitat que hace reflexionar sobre la extinción de los dinosaurios -porque no hay nada que recuerde más a aquellos grandes reptiles que la fauna que aún existe en Galápagos-.



Olvidadas por el hombre, que desconocía la existencia de un archipiélago en mitad del océano, las islas irrumpieron en la Historia por azar, gracias a un religioso español que se perdió en el Pacífico. Después, se convirtieron en carne de leyendas, refugio de piratas y hoy son un increíble santuario de la naturaleza que inspira al visitante una manera distinta de relacionarse con su entorno.

Pocas experiencias relacionadas con animales son tan inolvidables como caminar entre decenas de iguanas en Tortuga Bay, o acompañar los pasos pesados de los galápagos gigantes en el Rancho del Chato. La corriente de Humboldt trajo consigo amistosos lobos marinos, que toman el sol despreocupadamente en el muelle o se pelean con los pescadores, saliendo de unas aguas cristalinas en las que los peces observan sin miedo y con curiosidad al bañista.




En la parte alta de Santa Cruz, la isla principal, los bosques de escalesia -un árbol endémico del archipiélago- evocan hábitats extinguidos en el resto del mundo. Los pinzones de Darwin, aves que son la clave de la teoría de la evolución, campan a sus anchas por todos los rincones de unas tierras que en realidad son suyas.


Al visitar Galápagos, Darwin observó hasta quince especies de pinzones en las islas que forman el archipiélago, con distintas características, cada uno adaptado a su medio (en concreto, quince tipos diferentes de picos). Eso le hizo pensar que cada uno había evolucionado de acuerdo a su hábitat, y de ahí surgió su "teoría de la evolución de las especies" que ha convertido Galápagos en la Meca de los biólogos. 




Galápagos es un espectáculo sin fin para los amantes de los animales, que no pasarán un día sin decenas de sorpresas. Sin embargo, el archipiélago es algo más que eso. En ese mundo perdido de tortugas e iguanas puede sentirse una extraña vibración, algo inquietante que sobrepasa lo humano y entra en el terreno de la irracional, algo incomprensible para el hombre, que le sugiere otra realidad que lo supera.

Por eso, no resulta extraño el otro nombre con el que fueron bautizadas: las islas encantadas. 



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