La ciudad de los Reyes - Lima



 Lima es Francisco Pizarro y Mario Vargas Llosa: la ciudad de los Reyes y el barrio de Miraflores.

El centro histórico de Lima es probablemente el que mejor representa en América del Sur la grandeza de la primera época colonial, la del oro y los conquistadores. Las Plazas de Armas y San Martín, extremos de un tablero urbano plagado de palacios, casonas e iglesias, dan una idea perfecta de ese antiguo esplendor. 
Plaza de Armas
Plaza de Armas
Dentro de la grandiosa catedral de Lima, la tumba de Pizarro muestra cómo esta ciudad rinde tributo a su fundador, sin que el fervor anticolonialista haya llegado al fanatismo de renegar por completo del encuentro entre Europa y América, con todas sus luces y sombras.
Tumba de Francisco Pizarro
Caminar por el centro histórico es una delicia para los ojos. El bar Cordano, agazapado en una esquina frente a la Casa de la Literatura Peruana, actúa como bisagra entre la Plaza de Armas, el Palacio Presidencial y el Convento de San Francisco. Las fachadas de palacios y templos han sido conservadas y cuidadas con un mimo y un gusto por el pasado que sorprende al viajero.
Convento de San Francisco
Bar Cordano
El centro histórico, que otorga a Lima el sobrenombre de la ciudad de los Reyes -cuyo monarca eterno será Pizarro- tiene como contrapunto el elitista barrio de Miraflores, una isla de riqueza que enlaza directamente con la tradición neocolonial, cuyo mejor retratista ha sido Vargas Llosa. El Miraflores del siglo XXI, en el que todavía sobreviven casonas de la antigua aristocracia, es moderno y hermoso, desde su parque de los cien gatos hasta el Malecón, que coloca a Lima frente a un mar con el que nunca hizo buenas migas. 

Malecón de Lima

Centro comercial Larcomar, en Miraflores
Lima es una ciudad con tendencia a la grandeza, aunque obviamente, esta megalópolis de más de 9 millones de almas contiene mucha más vida que la que rezuma del centro histórico y Miraflores, y también esconde más oscuridad de la que aparenta. 

Con todo, el viajero quedará deslumbrado por las muestras de su esplendor pasado y presente y, si es capaz de abstenerse de juzgar la Historia, disfrutará su recorrido acompañado por los fantasmas de Pizarro y los personajes de Vargas Llosa, mientras observa desde el Malecón el anochecer sobre el Pacífico, ese océano que trajo tanta muerte y tanta gloria.






1 comentario:

  1. Muy bueno tu post, nosotros estuvimos en Lima (panza de burra) hace ya tiempo y nos dejo una impresión un poco pobre, eso si, por la noche saben divertirse ;)

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