Los lobos solitarios son la pesadilla más reciente asociada al terrorismo de origen islamista.
Se trata de individuos normalmente adoctrinados por internet que se suman a la versión de la Yihad -guerra santa- que predican los islamistas radicales, y ejecutan una acción terrorista que, de acuerdo con sus creencias, les abrirá las puertas del paraíso. Dado que los lobos solitarios son casi indetectables, las agencias de inteligencia vuelcan gran parte de sus esfuerzos en perseguir y neutralizar a quienes les adoctrinan.
Se trata de individuos normalmente adoctrinados por internet que se suman a la versión de la Yihad -guerra santa- que predican los islamistas radicales, y ejecutan una acción terrorista que, de acuerdo con sus creencias, les abrirá las puertas del paraíso. Dado que los lobos solitarios son casi indetectables, las agencias de inteligencia vuelcan gran parte de sus esfuerzos en perseguir y neutralizar a quienes les adoctrinan.
Ése es el tema principal que desarrolla Forsyth en su última novela, en la que demuestra dos cosas: la primera, que sigue estando en forma a la hora de construir historias. La segunda, que actúa como fiel propagandista y servidor del Imperio estadounidense y su anexo británico, difundiendo su visión maniquea del mundo y entregando a los lectores unos "buenos" y "malos" sin ninguna clase de matices.
La trama gira en torno al enfrentamiento entre el Rastreador -el "bueno", que pertenece a una agencia de espionaje ultrasecreta de EE.UU.- y el Predicador -el "malo" que adoctrina a los lobos solitarios, un personaje muy bien construido-. Forsyth recorre, con un excelente trabajo de documentación, varios de los escenarios más calientes del planeta (Afganistán, Pakistán y Somalia), y resulta patente que ha recibido abundante ayuda de las Fuerzas Armadas y los Servicios de Inteligencia anglosajones, a quienes presenta como héroes absolutos para agradecer el favor -algún malpensado podría deducir que han contribuido a la financiación del propio Forsyth -.
El escritor añade una subtrama interesante que revela el trasfondo de las negociaciones de los barcos secuestrados por los piratas somalíes, y cierra la novela con un final de lo más previsible. En suma, el Forsyth actual -algo alejado de aquel magistral narrador de Los Perrros de la Guerra- nos ofrece entretenimiento y estupendas ambientaciones a cambio de deslizar en sus páginas una visión adoctrinadora del mundo del siglo XXI.
Sólo he leído un libro de este autor y me atrapo de tal manera que me costaba deja de leer.
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