Ver ballenas desde la playa.
Hay sueños que al hacerse realidad se graban en la memoria con tinta indeleble. Estoy en el área protegida de El Doradillo, en Puerto Madryn, Argentina. La Playa de las Canteras está desierta.
A medida que se acerca la hora de la marea alta, van apareciendo coches y personas, armados con cámaras y binoculares, preparados para el avistaje de las ballenas. Por más que insistan, es difícil imaginar que una ballena franca austral, de 16 metros de largo y 40 toneladas de peso, decida acercarse a una playa lo suficiente como para dejarse ver con nitidez.
Playa de las Canteras |
Me relajo, sentado en la arena, apoyado en la bicicleta, contemplando Península Valdés en el horizonte. De repente, una mano señala al mar.
Y ahí está.
Apenas a cinco metros de la arena, una ballena franca juguetea con las olas, indolente. Me quedo paralizado. La reina del océano se ha acercado a la playa, y nos muestra su cabeza, moteada por callosidades blancas, su lomo y sus aletas.
Según explican los estupendos museos de Puerto Madryn dedicados a la ballena franca, se trata de un animal tan descomunal como amigable con el hombre. Los habitantes de la zona me explican que la ballena franca es curiosa, juguetona, y que incluso se deja acariciar por los buzos. Carmen me cuenta un episodio emocionante sobre un minusválido que extendió los brazos desde una embarcación de avistaje, consiguiendo que la ballena buscase sus manos para cumplir su sueño.
Ahí está la ballena franca. No sé si habrá muchos más lugares en el mundo en el que puedan verse desde la playa, tan próximas y tan accesibles. Siento una tentación irresistible de zambullirme a jugar con ella en las heladas aguas del Atlántico, aunque sé que un golpe accidental de su cola me mataría.
Por fin, la ballena decide regresar a aguas más profundas después de haber conseguido que todos los peregrinos de la playa vivamos unos minutos de éxtasis colectivo. Pero antes de desaparecer en la lejanía, la ballena, cariñosa y considerada, levanta una aleta para decirnos adiós.
Increible. poder verlas ahí mismo me parece increible.
ResponderEliminarGracias por compartir
GranPumuki