"Mañana en la batalla piensa en mí" es la oportunidad perdida de Javier Marías para convertirse en un autor indiscutible en las librerías de las generaciones venideras. En esta novela, Marías está cerca de conseguir una obra maestra, pero...
La novela tiene uno de los comienzos más geniales de la literatura contemporánea. El protagonista acude a una cena, con promesa de aventura amorosa, en el hogar de una mujer casada con un hijo y el marido de viaje. Durante la consumación del adulterio, la mujer muere de repente, colocando al protagonista ante una encrucijada de decisiones.
La muerte de la mujer es el tema principal de la sinfonía-novela que Marías empieza a desarrollar con maestría, explorando las posibilidades narrativas que ofrece y manejando con soltura las dudas morales que origina. El lector se sitúa en la posición del protagonista y no puede evitar pensar qué haría en su lugar. Hasta ahí, la casi-obra maestra.
Sin embargo, de forma incomprensible, el escritor-músico dilapida el fantástico inicio de su sinfonía. Dos digresiones largas y absurdas, una sainetera y otra extravagante, rompen el ritmo de la novela, tal vez por una exigencia de la editorial (o del premio que ganó la novela) para que el libro alcanzase un número determinado de páginas, o tal vez por una frivolidad del propio Marías. Cuando el escritor retoma el hilo, el lector ya está cansado, y aún le queda un final en el que el novelista pretende dar una última vuelta de tuerca, forzada e inverosímil, a la trama.
En suma, un lenguaje delicioso, con unas referencias extraordinarias a Shakespeare, de quien proviene el brillante título de la novela, un inicio extraordinario y un desarrollo que se trunca, dejándonos con la miel en los labios, insatisfechos ante la obra maestra que pudo ser y no fue.
No hay comentarios:
Publicar un comentario