Lo aymara y lo católico. Lo pagano y lo divino. La magia y la fe.
El sábado 21 de mayo, cerca de 40.000 bailarines, pertenecientes a 67 fraternidades, atraviesan La Paz formando una interminable serpiente multicolor. Los danzantes bailan cuatro horas consecutivas mientras descienden por las calles de la ciudad vieja, siguiendo un recorrido de 4 kilómetros, en una fiesta popular que mueve unos 62 millones de dólares.
Todo el mundo andino se da cita en el Gran Poder. Las cholas bailan engalanadas con trajes por los que han pagado auténticas fortunas. De las comunidades remotas del Altiplano llegan los ancestrales sicuris, músicos cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, cuando América aún no era América.
y diablos...
Cuando terminan la danza, la alegría regada de alcohol se desparrama por las calles. La Paz y los Andes, viven su día grande, en el que el baile y la música hacen desaparecer, aunque sea sólo por unas horas, la eterna tristeza andina.
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