Los demonios del Islam


Decapitaciones televisadas. Crucifixiones. Masacres. Suicidas. Lapidaciones. ¿En nombre de Alá?


Niñas en Kabul
El Islam, un credo de 1392 años que practican 1.200 millones de personas, es la religión más demonizada del siglo XXI. El 11 de septiembre de 2001, el horror entró en nuestros televisores mientras contemplábamos perplejos como caían las Torres Gemelas - los que vivimos ese día nunca lo olvidaremos-. Desde aquel día, el llamado "terrorismo islamista" se convirtió en el nuevo gran enemigo de Occidente.


Niños en Marrakech
En realidad, la religión ha servido, una vez más, como pretexto para la guerra. Es cierto que los suicidas del 11-S profesaban la fe islámica, y que durante la última década se han sucedido atentados indiscriminados realizados por individuos que decían actuar en nombre de Alá. Este hecho, unido al desconocimiento del "otro", ha contribuido a identificar al Islam con el Mal en el imaginario colectivo de Occidente, y también a incrementar la desconfianza hacia todo lo musulmán. Pero...

Niños en Bandar Seri Begawan
Imaginemos que grupos reducidos de fanáticos cristianos deciden realizar masacres en países del Magreb y Medio Oriente, afirmando actuar en nombre de Dios. A partir de ahí, los musulmanes empiezan a mirar con desconfianza, miedo y odio a Occidente. Injusto, ¿no? Es exactamente lo que está sucediendo con el mundo musulmán. La demonización del Islam levanta barreras artificiales, nos aleja de la gente y nos genera miedo.

Dicle, en el Kurdistán turco
Confieso que yo mismo he sido víctima de ese miedo mientras recorría Turquía, Afganistán y Pakistán, entre otros países de mayoría musulmana. Y confieso también que me conmoví hasta las lágrimas cuando, en el Kurdistán turco, Bilal y sus amigos me abrieron sus casas minutos después de conocerme. También cuando un viajero me regaló una caja de dátiles en el tren que me llevaba a Tozeur. Y cuando un mullah de Kabul me transmitió su rabia y su impotencia por no poder evitar que sus hijos viviesen aterrorizados por los bombardeos estadounidenses.

Niños en Tozeur
Huyamos de la tiranía del fanatismo y rompamos una lanza por el mundo musulmán. Los fanáticos que televisan las decapitaciones son sólo eso, fanáticos, y no representan el Islam, del mismo modo que los que lanzan bombas desde aviones para obtener beneficios políticos y económicos no representan a la gente de paz. Puede parecer elemental, pero como decía Miguel de Unamuno, "hay cosas que de puro sabidas son olvidadas".  

En Kuala Lumpur
No dejemos que nos separen.  




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